Un pueblo tan pequeño como desconocido y que merece ser conocido por sus múltiples encantos. Atalbéitar es un nombre árabe cuyo origen son los vocablos Harat y Albeytar, que daría lugar a Haratalbeitar y más tarde al actual nombre del pueblo. Harat es el nombre usado para una entidad poblacional pequeña cercana a otra más grande, y por eso se suele traducir por barrio, aunque quizás sería más ajustado al castellano el término arrabal, cada vez menos usado.  Por otro lado la palabra albéitar sigue existiendo en castellano, y es un sinónimo de veterinario. Sin duda la existencia de uno o varios veterinarios -quizás una familia que se dedicó a ello durante generaciones- dio origen al nombre.

El pueblo es muy pequeño, y no llega al centenar de casas. Pero en eso reside su encanto, es como una miniatura donde no falta detalle. A pesar de ser tan pequeño tiene todos los elementos que definen un pueblo alpujarreño. A nivel constructivo además es uno de los más puros y conserva la mayoría de los rasgos que definen esta arquitectura. Por ejemplo conserva todavía varios hornos en algunas de sus casas, y muchos tinaos, algunos de ellos que cubren calles enteras formando lo que se llaman adarves.

La estructura hidraúlica es igualmente reseñable. Además de la fuente que preside la plaza principal, cuenta con acequias que corren por algunas de las calles del pueblo, un abrevadero para los animales y un pequeño lavadero a la salida del pueblo.

De igual manera, cuenta con una iglesia de importantes proporciones, con su cementerio anejo. Para las labores agrícolas tiene una era a la entrada del pueblo que se encuentra bien conservada.

Si a eso unimos, que algunas de sus casas todavía conservan paredes de tapial, y muros de piedra, entenderemos porqué, aunque es un pueblo que apenas tiene habitantes permanentes, sin embargo todas sus casas se encuentran en buen estado de conservación.

Muchas son segundas residencias, pero otras siguen perteneciendo a los hijos o nietos de los naturales de Atalbéitar que tuvieron que emigrar lejos, pero que mantienen vivas sus raíces y que vuelven en verano o para las fiestas, como la de la Candelaria.

Atalbéitar es un pequeño mundo por descubrir, que muchos de los habitantes de La Taha desconocen. Por eso, animamos a todo el mundo a que se dé un pequeño paseo por este pueblo.Si, además, acudimos en fiestas, la alegría está asegurada. Veremos un pueblo vivo que sigue manteniendo sus tradiciones y sus costumbres; que celebra las fiestas como antaño, casi en familia, en un ambiente de los mas acogedor.

Otros muchos elementos de la arquitectura tradicional, pueden hoy visitarse en el pueblo de Atalbéitar. Para conocerlos puede leerse la Sección: «Alquerías de Levante: Ferreirola y Atalbéitar«, del libro con rutas temáticas del patrimonio histórico, publicado por ADR Alpujarra bajo el título: «La arquitectura tradicional en la Alpujarra Alta«.