Lugar: Atalbéitar
Fecha: 2 de febrero

Es una fiesta, que oficialmente se conmemora el día 2 de febrero, pero que en Atalbeítar se festeja en el fin de semana más próximo. Ese fin de semana, este pequeño núcleo de población, normalmente con muy pocos vecinos, ve multiplicados sus habitantes para rendir culto a su patrona. También de los pueblos cercanos (Pórtugos, Ferreirola, y también Pitres) baja mucha gente para celebrar esta tradición. El pueblo pasa de estar casi deshabitado a tener un bullicio inusual, pero muy familiar.

La tradición popular quiere que durante la procesión (especialmente a la salida de la Iglesia y luego en la plaza del pueblo) se enciendan «candelas» para honrar a esta virgen. En muchos pueblos las candelas, consisten en hogueras, al igual que ocurre por San Antón, festividad muy cercana en el tiempo; pero en Atalbeítar estas candelas apelan más al sentido tradicional de la palabra. En este caso se trata de velas que se bendecían y distribuían entre los fieles para apartar los males. De hecho estas velas recuerdan a las palabras bíblicas de Simeón a José y María en el evangelio de Lucas, cuando dice que Jesús será «la luz para revelación a los gentiles y gloria del pueblo de Israel». En definitiva la luz sobre las tinieblas, el bien sobre el mal.

No obstante la Candelaria tiene un significado variable segun la región y la zona en la que se esté de España o de Iberoamérica, donde también es muy festejada. En un principio en este día se honraba la purificación de María después del nacimiento de Jesús, aunque muchas observaciones modernas han movido su énfasis hacia Jesús. De hecho en la actualidad la Iglesia Católica festeja en esta tradición el hecho de que la Virgen llevase al niño Jesús al Templo, momento en que se le viste.

Las hogueras y chiscos que se encienden durante la festividad de la Candelaria son las que sirven para cocinar: a mediodía un buen arroz que degustan entre todos los vecinos, como en una gran familia; y durante todo el día, para el caldo que se tomará para combatir el frío de la noche.

Por la noche y tras la procesión, se sirven alrededor del fuego, y en la plaza del pueblo, platos de comida que normalmente están relacionados con la matanza. El pueblo se convierte en una pequeña fiesta familiar, donde todos festejan con alegría a su patrona.